CAYO MAMBÍ: CONSAGRACIÓN DE NUEVO TEMPLO EN MISIÓN VERBITA

SAGRADO CORAZÓN: CAYO MAMBÍ

Durante 60 años los católicos de Cayo Mambí, en la zona nororiental de Cuba, celebraron la Misa dominical en un parque  y bajo  una mata de mango. El sábado 22 de abril de 2023 han celebrado por todo lo alto la consagración de un nuevo templo, construido a lo largo de 8 años desde que se erigió la parroquia  bajo la advocación del Sagrado Corazón de Jesús y se colocó su primera piedra el 4 de agosto de 2015.

El acto de consagración del nuevo templo se inicio a las 10:30  am del  sábado 22 de abril, pero desde mucho más temprano se iniciaban los preparativos e iban llegando la gente de las comunidades para la Misa y la fiesta.

Presidió la Eucaristía Mons. Emilio Aranguren Echeverría junto a su obispo auxiliar Marcos Pirán acompañados por los misioneros del Verbo Divino que pastorean esta zona de la Diócesis de Holguín y el P. Marcos Skowronsky SVD, quien desempeña funciones como Ad-Monitor en el Consejo Provincial México-Cuba. 

La celebración conlleva la consagración del altar con el Santo Crisma bendecido en la Misa Crismal. Mons. Aranguren y Mons. Pirán marcaron con este óleo santo las cuatro columnas que sostienen el templo.

En el altar se acostumbra colocar la reliquia de un mártir, poniendo en el altar las reliquias de quien en vida fue del Obispo San Oscar Arnulfo Romero quien dio la vida testimoniando su fe hasta que fue asesinado en el Salvador mientras celebraba la Eucaristía.  Mons Aranguren expresó en su homilía que “para nosotros, como sacerdotes, será siempre un estímulo besar este altar por lo que significa y por lo que conserva”.

El P  Lukas Mizerak, SVD ha sido el impulsor de la construcción de este templo y de la vida pastoral de estas comunidades hoy reunidas. Así lo reconoció Mons. Emilio Aranguen Echeverria en su homilía  al señalar que:

Han caminado juntos, codo a codo con el P. Lukas al frente, no con autoritarismo, sino como peón, uno más… convocando, reuniendo, animando, guiando, orientando”. Su tarea, “no es la de ser constructor de un edificio de piedras muertas, es decir, este nuevo templo; sino que su misión es construir, sobre la piedra angular que es Jesucristo, un templo de piedras vivas que es la comunidad, la Iglesia”. 

Se refirió a la campana diciendo que:

“Ha sido bendecida para dar el anuncio de la Pascua y está para avisar, para llamar a los hijos e hijas de este pueblo para que conozcan la Palabra de Dios, las enseñanzas de Jesús, crezcan en el amor fraterno con una especial sensibilidad hacia los más necesitados, tengan la experiencia de sentirse acogidos, escuchados, comprendidos…”

También el Obispo afirmó que había sido un arduo trabajo donde no sólo se ha hecho una obra constructiva, visible, bonita (alguien dirá: “bien hecha”), signo de vida y esperanza que hoy bendecimos, sino también, acción pastoral constante en Cayo Mambí, Río Grande, Barrederas, Cananova, San Pedro, Collazo, Corinthia, Garriga, Doncella, Canererito, pequeñas comunidades vinculadas a esta zona.

Además del templo, el nuevo edificio consta de oficinas y salas de reuniones disponibles para los feligreses y grupos parroquiales.

P. Marcos Skowronsky (izquierda) delegado por el consejo provincial para asistir a la consagración del nuevo templo.
Nuevo Templo Parroquial "Sagrado Corazón" en Cayo Mambí

El primer templo data del año 1936 y se consagró bajo el amparo del Sagrado Corazón de Jesús. Era un templo de madera como las construcciones propias de la época.

La comunidad en aquel entonces, pertenecía a la parroquia Santísima Trinidad ubicada en Sagua de Tánamo.

Mons. Aranguren recordó también que:

Han transcurrido 60 años desde que el huracán Flora impactara en la zona y  aquel templo, sirviera de acogida para muchos afectados por el ciclón hasta su derrumbe. Desde entonces  se han sucedido dos arzobispos y dos obispos: “Mons. Enrique Pérez Serantes y Monseñor Pedro Meurice Estiu,  Monseñor Héctor Luis Peña Gómez y, ahora, este servidor”, afirmó.

Monseñor también nombró a otros tantos sacerdotes que fueron entregados a la misión y que hoy sonríen desde el cielo: los Padres Naverán, Lorenzo Rodicio y Carlos Comas y también los Misioneros Verbitas Germán, Mani y Juanito Banog Banog.

El Obispo afirmó y preguntó a los feligreses: “¿Cuántos hijos e hijas de Cayo Mambí hubiesen querido ver lo que nosotros estamos viendo y no lo vieron?”

Esta es una manera de recordar a católicos que ya fallecieron y desde su estar junto a Dios, tal vez hasta están  y dejaron  una semilla sembrada y dan gracias porque hoy está dando el fruto. 

Recordó a quienes se han trasladado a otra parte de Cuba o al extranjero y en este momento están “en cuerpo y alma junto a nosotros”. Dijo conocer bien de la exquisita generosidad de un grupo de fieles residentes en Miami que, con mucha constancia, no han dejado de hacer llegar su aporte para que Cayo Mambí vuelva a tener “su templo”.

Monseñor agradeció el servicio pastoral de los Misioneros del Verbo Divino, que hace más de 30 años aceptaron hacer presencia en esta parte nororiental de nuestra Diócesis. Precisamente en la zona en la que en 1612 fue hallada la imagen de la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba.

Monseñor expresó su gratitud por el respaldo económico de organismos de ayuda como: “Action Adveniat” de Alemania, a los fieles católicos de Eslovaquia y a la Sociedad del Verbo Divino y  los por supuesto a los generosos cayomambiseros de Miami.

Subrayó también el apoyo de “tantos hijos e hijas de este pueblo que, a lo largo de todos estos años, se han quitado de lo suyo para compartirlo en las meriendas a los constructores, en el almuerzo para los necesitados, en la fiestecita para la catequesis”

Fueron reconocidos también con muchas gratitud, a los muchos otros profesionales que realizaron los proyectos y han dado seguimiento técnico a la ejecución, a los constructores: albañiles, plomeros, carpinteros, electricistas, herreros, ayudantes, choferes, braceros. En definitiva a todos cuantos han ayudado en la cocina, como custodios, con las meriendas, con el buen ánimo y la mejor disposición para llevar adelante una obra que es de todos.

Muestra de ello fue que se quedaron para la celebración que prosiguió a la Eucaristía y en la cual un grupo de adolescentes represento actuando y contando la historia de la construcción del templo desde sus inicios.

Con ello se ofreció un pequeño refrigerio y un concierto de la banda municipal dedicado a Dios, a nuestra Madre Santísima María y a nuestros hermanos.

La fiesta y el compartir se extendieron alrededor de unas 4 horas aproximadamente.

Monseñor Aranguren comentó las lecturas de la eucaristía resaltando que:

San Pablo les decía “no piensen que han conseguido el premio”, sino que hay que lanzarse hacia delante porque queda tarea por realizar”. Esta tarea no es una acción a ejecutar por cuenta propia, sino caminando juntos en comunidad, todos sabiéndose sarmientos de la vid que es Cristo, y porque sin Él no podemos hacer nada”

Monseñor paseó su mirada por el interior del templo y les invitó a los feligreses a mirar: el techo, las paredes,  el altar, el retablo, el Sagrario, y la  imagen del Sagrado Corazón de Jesús en conjunto con la de la Virgen de la Caridad y añadió:

“¡Señor, qué deseables son tus moradas!” ” ¡Dichosos los que viven en tu casa alabándote siempre!” “¡Señor, dichoso el hombre que confía en Ti!”.