Arnoldo Janssen, convencido de la importancia pastoral de las mujeres que trabajaban codo con codo con los misioneros, el 8 de diciembre de 1889 fundó una Congregación misionera con el nombre de «Siervas del Espíritu Santo».
En 1895 envía las primeras Hermanas al extranjero, concretamente a la Argentina. Muy pronto se descubrió su importancia en todas las misiones donde ya trabajaban los sacerdotes y los Hermanos del Verbo Divino.
En el 1987, las primeras Siervas del Espíritu Santo llegan a México.